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jueves, 10 de febrero de 2011

No puede titubear


Entre alguien afortunado y una persona común, hay una sola diferencia: sus pensamientos. No es que la suerte les sonrió, fue su persistencia que los llevo hasta donde están. Como en los cuentos de hadas, sufrieron altibajos, momentos donde la esperanza estaba al mínimo.
Si quiere una familia unida, ser feliz en el amor, salud, paz, abundancia económica, debe aferrarse a esa meta, imaginarse con ellas en las manos, saber que Dios puede renovar sus fuerzas y, con las mismas, no dejar que nada le mueva de su objetivo. Si otros pudieron, usted también.
Tiene que decidirse por lo que quiere e ir tras ello, sin escatimar esfuerzos, pues todo esfuerzo valdrá la pena al final. No deje que la pereza o el miedo  le aniquile.
Frases como “como no puedo”, “esa vida no es para mí”, “estoy conforme con lo que tengo  (siendo que en realidad quisiera más)”, “tal vez”, “soy muy débil”, “si llega bueno, si no, ni modo”, debe arrancarlas de su mente y tirarlas a la basura. Usted si puede esforzarse y ganar, es solo querer y matar la duda antes de que la misma le mate a usted. Si otros le llamaran de loco “bendito sea Dios viva su locura con la cabeza en alto”.
No tema arriesgar. Si cree que Dios o la vida no le quieren tan feliz, sepa que Dios dijo “(…) en verdad os he visitado y he visto lo que se os hace (…) Yo os sacare de esa aflicción (…) a una tierra que fluye leche y miel.” (Éxodo 3:16 y 17) ”.
Esa “tierra que fluye leche y miel” es su máximo anhelo, la cumbre de sus sueños, lo que un día se tachó como locura o demasiado pedir.


Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa.

                                                                                                                           Mahatma Gandhi

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