Todos nos enfrentamos a problemas en la vida, pero mientras que para unos son un obstáculo, para otros son retos que les ayudaran a crecer.
Hay quienes han tenido que enfrentarse a una enfermedad que, para la ciencia, era incurable. Sin embargo, esas personas hicieron de eso la mayor experiencia, pues aprendieron a valorar la vida.
Los que se han enfrentado a una crisis económica, lograron administrar mejor sus finanzas y cuando tuvieron dificultades familiares, los lazos se volvieron más estrechos.
A través de las Sagradas Escrituras, nos damos cuenta que el pueblo de Israel también pasó por momentos críticos, pero esas situaciones difíciles les dieron una victoria.
Tras las diez plagas que afectaron a Egipto, el pueblo hebreo logró su libertad.
Quizá ahora usted no entienda por que le sobrevino tanta adversidad, pero seguramente tras esta tormenta hay un mar de calma.
“Amados hermanos, están ustedes afrontando muchas dificultades y tentaciones, alégrense porque la paciencia crece mejor cuando el camino es escabroso, déjenla crecer, no huyan de los problemas, porque cuando la paciencia alcanza su máximo desarrollo, uno queda firme de carácter, perfecto, cabal, capaz de afrontar cualquier circunstancia” (Santiago 1:2-4).
“Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queráis y os será hecho”
Juan 15:7