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jueves, 17 de marzo de 2011

Si lo necesita, llore

En estos días muchas personas tienen una tendencia a mirar hacia atrás para ver el pasado.
Intentan sofocar el dolo a través de fiestas, compras y algunas exageraciones, o  dar lugar a la depresión por desear y no tener.
Ocultar una herida jamás dará salud.
Ofuscarla con compulsiones tampoco. Dar rienda suelta a la tristeza está en las peores opciones.
 ¿Qué hacer? Si lo necesita llore, deje a su corazón desahogarse, no oculte la herida pero no pierda la fe esto no es final: los días negros pueden dar lugar a momentos de alegría. No sé de por vencido.
El apóstol Pablo dejo un enseñanza en el siguiente verso bíblico: “que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados (…)” (2 Corintios 4: y 9)
Llorar a los pies de Dios es el único llanto que desahoga la presión del alma y trae buenos resultados. No todas las lágrimas van al mismo lugar, pero si las suyas van a Dios, tendrá consuelo.



“…y cambiare su lloro en gozo, y los consolaré, y los alegraré de su dolor.”

                                                                                                                                                             Jeremías 31:13

viernes, 11 de marzo de 2011

¿Por qué renunciar a sus aspiraciones?

La vida que hasta ahora tiene ¿es la que imagino para usted?
Tal vez la forma en la que vive actualmente no se asemeja en nada a lo que alguna vez visualizo. Quizá por un tiempo intento con todas sus fuerzas alcanzar las metas que había trazado, pero al ver que no lograba concertarlas las dejo a un lado.
Ahora es posible que el sentimiento de frustración no le deje ser feliz.
¿Sera que Dios también quiere que usted viva así?
Definitivamente NO. De acuerdo a las Sagradas Escrituras, la voluntad de Dios es que usted goce de plenitud en todos los aspectos: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.” (Juan 10:10)
El señor Jesús quiere dar a su vida innumerables cosas buenas, pero para que esto ocurra es necesario que lleve a cabo algunas acciones, tales como: creerle, buscarlo y obedecerlo.
No basta solo con pedir que le ayude, es necesario que usted salga en busca de lo que desea, además de creer en Su Palabra y Poder y, obviamente, seguir Sus mandatos.
El Señor es un Dios de sueños. Si ha anhelado algo, es porque Él sabe que puede alcanzarlo.
No renuncie a aquello que le pertenece, no se rinda.
Retome lo que deseó, recobré el ánimo y no descanse hasta alcanzarlo.


“Soñar es una característica inherente a todo ser humano. Pero la realización de un sueño solo sucede si, antes fue concebido a través de la fe sobrenatural”

                                                                                                                                                                                   Edir Macedo

jueves, 10 de marzo de 2011

Ante las injusticias de la vida…

Las cosas a medias no se disfrutan. Ahora imagine si hablamos de tener una vida a medias, resulta ser mucho peor. Así es, vivir a medias es debido a enfermedades que impiden un desenvolvimiento normal. Vivir a medias por causa de las tensiones que hay en casa, ya sean provocadas por la escasez  de dinero para hacer frente a las necesidades cotidianas, o por una convivencia cada vez más deteriorada por las ofensas y los maltratos, las adicciones, la infidelidad. Vivir a medias porque desde hace tiempo se viene arrastrando una amplia y pesada lista de desilusiones amorosas, la cual ha impregnado el corazón de miedos y tristeza. En fin, vivir a medias porque poniendo las cosas en una balanza, pesan más los  tragos amargos que las satisfacciones.

Cuenta la Biblia que un hombre llamado Job experimento algo peor que vivir a medias, pues a pesar de ser un individuo ejemplar ante la mirada de Dios, de un momento a otro perdió todo: su salud, su patrimonio y hasta sus hijos.
A simple vista, tal desgracia era irreparable y,  en todo caso tardaría bastante tiempo para que los daños fuesen subsanados. No obstante, la fe que ese hombre llevaba en su pecho desde tiempo atrás, le condujo a abogar su causa delante del Ser en quien creía: “Respondió  Job, y dijo: Hoy también hablare con amargura; porque es más grave mi llaga que mi gemido. ¡Quien me  diera el saber donde hallar a Dios! Yo iría hasta su silla. Expondría mi causa delante de él, y llenaría mi boca de argumentos.” (Job 23:1-4)
¿Resultado? Dios respondió a Job haciéndole no sólo recobrar su salud, también le favoreció para tener más hijos y adquirir muchas más riquezas que antes.
El caso de Job quedó registrado en las Escrituras no para llenar un espacio, tampoco porque pretenda ser un cuento entretenido para ´matar el tiempo´.  A través de éste, Dios quiere hacerle saber que puede recurrir a Él en busca de ayuda siempre que la necesite.
Él muestra abiertamente Su deseo de tendernos la mano cuando dice: “…invócame en el día de la angustia; Te librare, y tú me honraras.” (Salmos 50:15)
¿Necesita de ese auxilio? ¿Por qué no hace lo mismo que Job?
Si con fe busca al Señor y le expone sus problemas, Él puede ayudarle a remediar las circunstancias que hoy le afligen.
Mi deseo es que ese Dios que ha cambiado un sinnúmero de vida y que sin duda, quiere y puede transformar la suya. El único requisito es que eche mano de su fe
Dice Dios: “…porque cercana esta mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse.” (Isaías 56:1)



“Porque  el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.”

Mateo 23:12


miércoles, 9 de marzo de 2011

Una persona nueva

Algo está muy claro somos humanos y con fuerzas propias habrá situaciones que no podamos vencer. Estamos hechos de carne y hueso. Al nacer predomina en nosotros la naturaleza carnal.
Sólo naciendo espiritualmente de Dios, tendremos una fuerza extra, especial, y adquiriremos capacidad de enfrentar cualquier cosa. (1 Juan 5:4).
Pero, ¿Qué es nacer de Dios?
Jesucristo  habló sobre ellos con un hombre llamado Nicodemo. Tal hombre poseía grandes riquezas materiales, sin embargo se sentía vacío, se dio cuenta de que no era tan feliz como pensaba.
Carecía de la paz y de la presencia de Dios en su vida.
El nuevo nacimiento se produce cuando la persona abre su corazón a Dios, cuando obedece  y práctica Sus mandamientos.
Cuando elige poner a un lado las palabras negativas y las dudas, para solo atender la voz de Dios.
Todos necesitamos nacer de nuevo en términos espirituales. Así el vacío interior desaparecerá y seremos capaces de alcanzar nuestros anhelos. Busque a Dios, deje que el Espíritu Santo sea quien guíe su vida, no hay alguien mejor para ello.



“La raíz del problema es el ADN del primer Adán. Creer en Dios no es suficiente para cambiar la naturaleza adánica. Hay que nacer de nuevo. Hay que ser espiritual. Hay que tener el ADN divino.”


                                                                                                                                                                                       Edir Macedo




martes, 8 de marzo de 2011

Pida hasta encontrar.

“¿Para qué pedirle si ya sabe lo que necesito?”, “¿para qué buscar si sabe que quiero hallarlo?”, “¿para qué tocar si sabe que estoy parado fuerte a la puerta?”
Es verdad…. Como el Dios omnisciente ya sabe todas las cosas, nada, absolutamente nada, está oculto a Sus ojos. El pasado, presente y futuro son como una fotografía en Sus manos.
Pero, ¿por qué debo esforzarme tanto: pedir, buscar, tocar, luchar, perseverar, insistir, en fin sacrifica para tomar
posesión de mis derechos en Cristo Jesús, prometidos en la Biblia?
De hecho, entre el querer y el realizar hay un enorme desierto por recorrer. Sólo los valientes y determinados logran vencerlo. Tímidos, cobardes y miedoso se quedan en medio del camino.
¿Cómo saber quién merece o no tomar posesión?
La fe. La fe pone a parte la luz, las ovejas, los fuertes, valientes, osados, determinados, en fin, los que creen y colocan en práctica los pensamientos de Dios. Ya los incrédulos, cabritos, tímidos y miedosos son sepultados en el desierto.
Es la fe individual quien juzga y decide quién merece o no tomar posesión de las Promesas. Todos tienen fe. El problema es que ni todos han tenido valor para obedecer la voz de Dios. Como el dinero es moneda de cambio en una transacción comercial, así ha sido la fe en el relacionamiento con Dios.
No hay como alcanzar los beneficios de la fe si usar la propia fe.
Sin la práctica de la misma, esto es, sin la obediencia a la Palabra de Dios es imposible agradarlo.
Es imposible merecer Sus favores.



“Dios es mi roca y mi fortaleza, y mi libertador”
2 Samuel 22:2


miércoles, 2 de marzo de 2011

La raíz de su dolor

El dolor de la separación es uno de los peores dolores que alguien puede sentir.
De todos los relatos acerca de la estancia de Jesús en esta Tierra, uno describe que el Señor sintió ese dolor: cuando oró en Getsemaní.
La Biblia declara que en ese momento estaba tan angustiado, al punto de declarar: “Mi alma está muy triste, hasta la muerte (…) Padre mío, si es posible, pase de mi esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú.” (Mateo 26:38-39)
¿Temía ir a la Cruz?, ¿se lamentaba del dolor que sentiría al sacrificar?
No. A ese pasaje se le ha dado una interpretación errónea.
Jesucristo nunca se había sentido angustiado, ¿por qué ahora sí?
Porque sabía que a partir de aquel momento, Él estaría separado de Dios.
¿Por qué?
Porque en ese huerto él comenzó a recibir el pecado de toda la humanidad para llevarlo y al morir, quebrar el efecto del pecado para luego resucitar y con ello dar la oportunidad de ser perdonado a quien se arrepienta sinceramente.
El pecado provoca separación.
A más pecados, mayor separación y mayor sufrimiento; no porque Dios castigue.
La separación de Dios nos deja a expensas de toda clase de males y de ahí vienen los problemas y dolores de todo tipo.
Amigo lector, pido entienda lo siguiente: la raíz de su sufrimiento es lo separado que está usted de Dios.
Muestra de ello es que hay quien físicamente o en lo material tiene todo y aun así no disfruta de la paz o la felicidad duradera, porque en sin lo que su alma está pidiendo a gritos es estar cerca de Dios.
Cerca de Él superara, todo, no le faltara nada y tendrá Su abrigo.



“Volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra. Aumentaras mi grandeza, y volverás a consolarme.”

Salmos 71:20-21


martes, 1 de marzo de 2011

¿Quién le defiende?

Para muchos, la justicia es una utopía. Y es que vivimos tiempo en los que las personas, por lo general, solo velan por sus propios intereses, sin importarles lo que pase con terceros.
Si alguien quiere tener justicia ante alguna autoridad, antes bien debe pagar el precio, es decir, consultar a un abogado y esperar un largo proceso para ver si el juez falla a su favor.
Otros quedan en espera de que la justicia llegue por sí sola.
De acuerdo a las Escrituras, Dios es el Justo Juez.
Quizá usted esté pasando por un problema que ante a los ojos humanos es imposible de resolver.
No obstante, nada está perdido si se apega a Dios.
Él tiene la capacidad para hacer  por usted lo que hasta ahora nadie ha podido.
Créalo, con Él, la justicia puede llegar a  su vida y favorecerle.



“Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen y yo les doy vida eterna y no perecerán  jamás y nadie las arrebatara de mi mano”

Juan 10:27-28