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martes, 22 de febrero de 2011

“Bienaventurados los pobres…. (¿?)

Poner atención a lo que Dios dice, tienes suma importancia, pues siempre que indica algo, lo hace porque está preocupado por nuestro bienestar. A veces nos exhorta, otras nos orienta, algunas más nos consuela; sea una palabra agradable o una reprensión, Dios nos habla a través de la Biblia porque nos ama y sabe lo que necesitamos. Él siempre quiere nuestro bien.
 En la Biblia hay numerosas orientaciones sobre lo que debemos hacer  y qué no. En Mateo 5 está escrito que Jesucristo dijo: “Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” (v. 3).
Pero desafortunadamente ha sido mal empleado por muchas religiones para someter a las personas. Vea porqué:
Dicen que las personas deben ser pobres porque los pobres están cerca de Dios. Sin embargo sí presta atención, vera que  Jesús no se refiere a los pobres de bolsillo, Él se está refiriendo al pobre de espíritu. Hay gente que económicamente es pobre, pero es arrogante o pobre que ni interés por Dios tiene. Por otro lado, hay quienes son ricos económicamente y sencillo de corazón.
El pobre es quien siempre necesita de algo. Cuando Jesús uso la expresión “pobres de espíritu”, estaba refiriéndose a que siempre debemos tener necesidad de Él, buscarlo con todas nuestras fuerzas. Nunca debemos pensar que ya no necesitamos más de Dios, porque cuando eso ocurre, significa que se ha dado lugar a la soberbia. Debemos cuidar esa necesidad de la presencia de Dios, quererla cada vez más.
Es como un matrimonio. Cuando la pareja es de recién casados tiene una sed enorme de agradar al otro con detalles, ayudándolo, amándolo. Con el paso del tiempo, la mayoría, pierde ese gusto, siente que ya conoce demasiado al otro y hace las cosas de cualquier manera; de no cambiar, ese matrimonio está destinado al fracaso. Así le pasa a mucha gente, que después de un tiempo, pierde el gusto de buscar a Dios; esa es ruina espiritual.
El amor debe renovarse. A Dios debemos darle el primer lugar, el lugar que merece. Si tenemos consideración cuando hacemos cosas ´importantes´, y hacemos las cosas con gusto, sin pretextos, fastidio o cansancio, debemos ser así con Dios. No haga las cosas de cualquier manera.



La verdadera medida de la grandeza de un hombre  es como trata a quien no puede beneficiarlo en nada.

                                                                                                    Ann Landers


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