Aunque no lo crea, es más fácil lograr lo que se ve: como conseguir un buen empleo, una pareja, una casa, que garantizar una vida eterna y feliz después de la muerte…
¿Por qué? Porque la vida eterna en el Cielo requiere un esfuerzo permanente. No se consigue con dinero ni con oportunidades humanas o después de cierto tiempo. Se conquista cada día y se puede perder en cualquier instante. No piense que “una vez salvo, para siempre salvo”.
Nada material llevaremos al morir. Jesús advirtió que solo quienes fueren prudentes y cuidaren siempre de su alma, serán salvos, los demás, tristemente, pasarán la eternidad en el infierno.
Muchas personas tienen fe para sacrificar en pro de cosas materiales, pero no tiene la fe para sacrificar por lo espiritual, como abandonar el pecado y poner en primer lugar a Dios.
Si deseamos ser salvos, es necesario cuidar cada día nuestros actos, pensamientos y preocuparnos por conocer a Dios, realmente, obedecerlo y estar en contacto con Él.
Dios es misericordioso, pero en el Día del Juicio pesará más su justicia.
“No habrá allí más noche, y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos.”
Apocalipsis 22:5
No hay comentarios:
Publicar un comentario