¿Es usted de los que cree que Dios es indiferente al dolor y sufrimiento del ser humano? Quizá ha tenido esa idea y tal vez se ha dicho para sí mismo: ¿Si Dios me ama, por qué permite que me ocurran cosas malas?
Efectivamente, Dios ama a Sus criaturas, pero las personas no siempre le buscan. Antes que acudir al Señor Jesús recurren a toda una serie de posibilidades que no resuelven sus problemas y sólo agravan su situación. Por lo general, a Dios se le busca cuando ya no hay alternativa, tocan a
Su puerta como una última opción. Las personas no logran darse cuenta de que el Señor ha dado libertad y siempre se mantendrá respetuoso de ella: Él no actuará si antes usted no pide Su ayuda.
En los planes de Dios jamás estará contemplada la idea de probarle de una manera cruel. Sus propósitos siempre estarán enfocados hacia el bienestar de quienes le buscan.
Si desea experimentar Su poder y transformar su vida, simplemente dese y déle la oportunidad de ayudarle. Él no le ha olvidado ni le olvidará, pues usted es Su máxima creación.
“¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti.”
(Isaías 49:15)
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