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martes, 17 de mayo de 2011

¿Qué pasa cuando termina su llanto?

Cuando las emociones son intensas, tan intensas que los labios no saben pronunciar lo experimentado por el alma, simplemente llega el llanto. En esos momentos parece increíble cómo se puede sentir tanto sin volverse loco. Por tristeza, por amor, de alegría, enojo, indignación, vergüenza, decepción, agradecimiento… hay mil y una causas por las cuales una lágrima es derramada. Llorar debería liberar, pero no siempre es así.

“Y de pronto me siento triste, tan triste como nunca había estado (…) Luego me pregunto si no fui lo suficiente buena o que hice para merecerlo (…)
Me enojo incluso con el mundo que sigue su vida como si nada (…)
Quisiera desaparecer  o no haber existido, dejar de sentir, parar todo para calmarme.”
Dicta un texto escrito por una mujer que atravesaba un momento difícil.

En general, esos pensamientos han cruzado, la mente de todos por lo menos una vez en la vida.
Un portal de Internet en el Reino Unido llamado Null Hypothesis, dedicado a la ciencia, explica el porqué del llanto.
Indica  que existen tres tipos de lágrimas, con composición diferente. Cuando la causa son las emociones, se componen de hormonas, entre ellas leucina enkeplahlin (un analgésico natural).
Los investigadores creen que las sustancias expulsadas por los ojos son toxinas emitidas por el cuerpo al experimentar ciertos sentimientos. Al liberarlas, producen cierta sensación de anestesiante y de bienestar. Pero, por distintas razones, mientras algunos sienten alivio después de una etapa de llanto, otros simplemente siguen sintiendo angustia y se debilitan día con día.

Hay quienes lloran sobre el hombro de un familiar o amigo, otros hacen confidentes a su almohada, unos tratan de beber su llanto o secarlo antes de recorrer sus mejillas. Depende de a donde vayan sus lágrimas  si sentirá alivio o no.
En una oración a Dios, el rey David dijo: “Mis huidas tú has contado; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están ellas en tu libro?” (Salmos 56:8).
Cuando él lloraba, buscaba a Dios a través de sus oraciones para desahogarse, sabía que así sus lágrimas no caerían a tierra.

Algunas personas lloran más, otros menos, pero llorar no debe ser motivo de vergüenza, siempre y cuando busquemos aprender de las circunstancias y levantemos la cabeza.
El rey David conocido por el gran reinado que formó, su poder y sus riquezas, tenía ese secreto: cuando estaba débil, recurría a Dios y esa fe hacia llegar pronto el consuelo, pues solo Dios sabe curar el alma.
Jesucristo no prometió que no pasaríamos por momentos duros, simplemente aseguro permanecer a nuestro lado.
Un padre no puede evitar un raspón en su hijo, pero si puede tomarlo entre sus brazos, cargarlo y tratar de darle consuelo, eso es lo que Dios hará por usted si elige los brazos de él para externar sus emociones.



Cuando todos te abandonan, Dios se queda contigo.

Mahatma Gandhi





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