Powered By Blogger

jueves, 19 de mayo de 2011

Antes de abandonar

Intento pero simplemente no da para más. Está cansado, confundido, harto, sintiendo aborrecimiento por todo.
Hasta esta fastidiado de usted mismo, de tener ese lío en su cabeza.
Escucha mil palabras, ve a personas sonriendo. Pese a todo, no puede más que sentir confusión, ganas de gritar o de callarse… de desaparecer, de no oír nada, de explicar que no puede más, parar el tiempo y al mundo para tratar de entender. No sabe qué hace aquí, porque usted, por qué así. Antes de poner el punto final, lea este texto, puede dejarse morir o dejar morir sus ilusiones, no le harán terminar con su dolor.

¿Qué le orillo?
Pudo haber sido quien creyó el amor de su vida, pudo haber sido el lidiar tanto  con la indiferencia y el menosprecio; quizá le hicieron sentir como un fracasado, tal vez es solo la esperanza de que “lo otro” será mejor. Realmente ¿eso es todo?
La Biblia dice que no, que quien se rinde y mata sus ilusiones, se confina al fracaso, quien mata su propio cuerpo, le espera una eternidad de sufrimiento, aún peor. Entonces ¿Cómo salir?


Cuando derramó su primera lágrima por ese amor perdido, Él estaba ahí. Cuando lloró de rabia por verse privado de aquel anhelo, Él estaba ahí. Cuando todos actuaron con indiferencia o desprecio hacia usted, Él estaba ahí. Cuando le gritaron “tú no puedes”, Él estaba ahí. Él va más allá de ser un sentimiento o una simple anestesia, pues no solo calma el dolor, está ahí cerca de usted, intentando que le escuche aún ahora, para ofrecerle sanar la herida. Usted cree que Él le olvidó, pero no es así.

¿Vio el amanecer de hoy? Lo hizo para usted. Aunque fuera la única persona del mundo, igual lo haría para usted. Es Dios, y en la Biblia dejo un recado que dice:
“si desde allí buscares al Señor tu Dios lo hallarás, si lo buscares de todo tu corazón y toda tu alma. Cuando estuvieres en angustia. Y te alcanzaren todas estas cosas, si en los postreros días te volvieres al Señor tu Dios, y oyeres su voz; porque Dios, no te dejará, ni te destruirá, ni se olvidará (…)” (Deuteronomio 4:29-31)

Dese la oportunidad de confiar en eso realmente, no se ciegue.
Ahora no importa si tiene o no méritos. No ponga ese punto final, no renuncie a su vida. No mate su cuerpo, pero tampoco asesine sus ilusiones. ¿Creía no importarle a Dios?, pues sepa que su final puede ser más dulce que el de un cuento de hadas, porque Dios existe y fue Él quien hizo llegar este texto hasta usted.

Viva la vida, vívala con Él. Él es del Dios real quien le está buscando, pero usted no lo había escuchado. Si lo hace, descubrirá que este es el comienzo, aprenderá que es ser feliz.



“Dios nos hizo para Él, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Él”




No hay comentarios:

Publicar un comentario