Powered By Blogger

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Ver el bien

Un hombre tenía un año de casado.
Durante ese tiempo, su esposa siempre le planchó las camisas de forma casi perfecta.

Cierto día en la oficina, se encontró que su camisa estaba mal planchada, arrugada en la parte de la espalda.
Cuando llegó a casa, reclamó a su mujer el error cometido, el cual le había hecho andar todo el día con saco.

Al reclamo, la mujer contesto: “Durante un año he hecho las cosas como te gustan, y nunca me lo agradeciste, sin embargo ahora que he cometido un error, me reclamas por ello”.


He escuchado personas decir que el mundo está mal, y dicen cosas que alarman.
Los medios se interesan en dar a conocer las tragedias. No  hablan de los miles de héroes que salvan vidas, de quienes son tocados por Dios y su vida cambia por completo, de aquellos drogadictos que se levantan de su vicio, o de tantos misioneros que llevan la paz.

No podemos ignorar que muchas cosas van mal, pero tampoco podemos decir que todo está perdido, como muchos pretenden.
Donde halla vida, allí estará Dios, y por ende habrá esperanza.


¿Cuánto tiempo pasamos sin enfermarnos? A veces años, pero cuando enfermamos, reclamamos a Dios, cuando nunca agradecimos por cada día que estuvimos sanos.


Dejemos de quejarnos y empecemos a  agradecer, dejemos de ver lo malo y veamos el bien.


“La lámpara del cuerpo es el ojo. Cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está en tinieblas. Cuidado, pues, no sea que la luz que en ti hay no sea luz, sino tinieblas.  Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.” (Lucas 11:34-36)





No hay comentarios:

Publicar un comentario